Evangelizando Con La Mentira

Lo que sigue es en respuesta al comentario de un apreciable lector, que fue: La Iglesia Católica inventó el islam. En casi quince años de investigación histórica, este tema nunca ha aparecido en ningún libro, artículo, entrevista o documental consultado como fuente de información. Sorprendentemente, una rápida búsqueda en Internet arrojó dos nombres familiares que son el origen de esta acusación: Jack T. Chick, el ya difunto fundador de Chick Publications, y Alberto Magno Rivera Romero, un ex-sacerdote jesuita convertido al protestantismo.

Poco se sabe sobre su vida excepto lo que está escrito en el sitio web de Chick Publications. Dice que Jack se convirtió al cristianismo cuando estaba visitando a los padres de su esposa en Canadá. Su suegra insistió en que escuchara un sermón en la radio y esa misma noche, en la cocina, encontró la salvación. Después de varios años, Jack empezó a preocuparse por el estado de la iglesia. Empezó a notar que la iglesia estaba apagada. Él dijo: “Fui a la iglesia y vi toda la falta de vida y la hipocresía, y pensé, por eso no hay avivamiento. Entonces comencé a hacer unos pequeños bocetos.”

La idea de crear tratados ilustrados fue inspirada por China. Un misionero le platicó que el pueblo chino había sido conquistado por la propaganda comunista difundido a través de cómics. Un caricaturista talentoso, creyó que podía ayudar a difundir el evangelio y revivir la iglesia empleando el mismo método que usaban los chinos. Su primer tratado fue titulado ¡Este Fue Tu Vida! Se trata de la historia de un hombre que prefirió lo mundano al perdón de Dios. En el día de su enjuiciamiento es presentado con todos los pecados que cometió durante su vida, y todas las oportunidades de arrepentimiento que rechazó, condenándose a pasar la eternidad en el infierno.

Entre 1979 y 1988, Chick publicó seis comics titulados: Alberto, La Doble Cruz, Los Padrinos, La Fuerza, Los Cuatro Jinetes, y, El Profeta. La serie cuenta la historia de Alberto Magno Rivera Romero. Su juventud en un seminario jesuita y las tribulaciones que enfrentó cuando abandonó la Iglesia católica y contó sus secretos. A la edad de siete años, Alberto fue enviado a un seminario jesuita. Dos años más tarde, regresó a la casa de su madre y vio con horror cómo ella agonizaba con visiones de monstruos en su lecho de muerte. Confundido porque los sacramentos y la extremaunción no le daban paz a su madre, decidió que si llegaba a ser cura trataría de encontrar la verdad.

Alberto se desilusionó con el catolicismo cuando supo los secretos que eran desconocidos para el público católico. Descubrió que la iglesia católica estaba detrás de la masonería; que el vaticano tenia una super computadora donde se registraban todos los miembros de iglesias protestantes; que la iglesia católica quería difundir la homosexualidad y el aborto por el mundo; que había túneles conectando monasterios y conventos con lugares para deshacerse de los cuerpos de bebés; y que los Jesuitas eran responsable por la creación del comunismo, el islam, el nazismo, las guerras mundiales, el asesinato de Lincoln y el asesinato de Kennedy, entre otras cosas.

Después de abandonar la iglesia, fue enviado a un hospital psiquiátrico en un intento de hacerlo regresar al catolicismo. Dijo que fue torturado y envenenado, por lo que necesitó ser colocado en un pulmón de acero debido a tanto abuso. Fue allí, en el pulmón de hierro, donde clamó a Jesús, fue sanado instantáneamente, y pudo quitarse los tubos que lo mantienen con vida. Al final, pudo convencer a un jesuita de alto rango de devolverle su pasaporte y documentos para poder huir de España. Luego, buscó a su hermana María quien estaba al borde de la muerte debido a una flagelación salvaje en un convento de Londres.

La serie de cómics sobre la vida de Alberto fue muy popular entre los cristianos americanos. Fue invitado a hablar en iglesias y entrevistado en programas de televisión cristianos. Cuando contaba la historia de cómo finalmente escapó de España y llorando les decía que su hermana María había sido martirizada por la iglesia católica, el público lloraba con él. Lo aclamaron como un verdadero hombre de Dios y Alberto les aseguró que había escapado la suerte de su madre, quien había sido condenada al infierno por ser católica. Pero lo que realmente lo hizo popular entre las congregaciones de cristianos protestantes, bautistas, metodistas, et al, fue lo que reveló acerca de la iglesia católica.

Le dijo al público cristiano que había sido encomendado a infiltrar y destruir el protestantismo. Que él personalmente había sido responsable de la destrucción de diecinueve iglesias. Reveló que luego fue nombrado obispo por lo cual tuvo acceso a reuniones en las que conoció secretos extraordinarios sobre la Iglesia Católica. Que el Vaticano fundó la masonería y el Iluminati y que los fundadores comunistas Karl Marx y Friedrich Engels fueron entrenados y dirigidos por agentes jesuitas. También les dijo que había presenciado una misa católica en España, y que había túneles conectando monasterios y conventos con lugares para deshacerse de los cuerpos de bebés. Lo que no les dijo era que prácticamente todo lo que les contaba eran mentiras.

En Alberto Rivera, La Verdadera Historia escrito en 1994, el autor evangélico Roy Livesey cuenta una versión muy distinta a la historia que hizo famoso a Rivera. Para empezar, nunca fue sacerdote ni jesuita. A lo mucho, fue monaguillo. A la edad de diecisiete años, fue bautizado por el misionero americano James Carder en Las Palmas, Islas Canarias, España. En 1955, Rivera fue enviado por una iglesia protestante a Costa Rica para continuar sus estudios. Es el mismo período en el que se decía ser un agente de la iglesia católica se encargaba de destruir iglesias y seminarios protestantes. Alberto fue expulsado por el director del seminario, Samuel Vila, por mentir y romper las reglas. Después de su expulsión, buscó apoyo en una iglesia metodista y comenzó a trabajar con ellos. Seis meses después, fue despedido.

En una carta a un posible editor de su manuscrito, Livesey proporcionó los nombres y números de teléfono de James Carder, ya de 86 años, Plutarco Bonilla Acosta, un respetado autor y doctor en teología, y el Dr. Samuel Vila, reconocido teólogo, autor, y profesor universitario. De hecho, Vila escribió el prólogo del libro de Livesey. Su compatriota y excompañero Plutarco Bonilla Acosta, proporcionó fotografías de Rivera cuando se encontraban en el seminario. También incluye los testimonios de otros hermanos cristianos que fueron engañados y estafados por Rivera, varios de los cuales lo demandaron.

Durante el tiempo que Rivera afirmó estar en un hospital psiquiátrico aferrándose a la vida en un pulmón de acero, en realidad vivía en Hoboken, Nueva Jersey, Estados Unidos, con Carmen Lydia Torres y su hijo Juan de meses. Realmente no se sabe si estaba casado o no, pero en un formato de empleo la nombró como su esposa. Estaba trabajando en una iglesia protestante, pero de acuerdo a su superviso, fue despido por labores y conductas insatisfactorias. Salieron de Nueva Jersey dejando atrás deudas impagas y una orden de arresto por emitir cheques sin fondos.

Alberto y Carmen fueron a El Paso con su bebé que murió en julio de 1965, menos de un año después de su nacimiento. Según un informe, Alberto era sospechado de abuso infantil y fue visitado por las autoridades, pero él y Carmen se fueron a México. De 1965 a 1967, período en el que afirmó estar en un pulmón de acero y curado milagrosamente tras convertirse al protestantismo, Alberto estuvo trabajando como director en una escuela protestante. Una vez más fue despedido, tras lo cual, alegando persecución por parte de los protestantes, buscó refugio en una iglesia católica donde también le dieron trabajo.

En el cómic Alberto, Rivera muestra una cédula de identificación española en la cual se declara y se viste de sacerdote. También incluye una fotografía como prueba que fue director en la escuela parroquial de San Lorenzo. Sin embargo, Livesey señala, acertadamente, que en aquel entonces no era requisito comprobar la ocupación y que, además, no había una escuela parroquial en San Lorenzo. El otro documento que se presenta firmado por el arzobispado de Madrid-Alcalá con fecha del 1º de septiembre de 1967, no es más que una carta modelo de autorización de viaje que obtuvo de manera fraudulenta. Para octubre, ya estaba de vuelta en los Estados Unidos. Hay que tomar nota que, para obtener la identificación, hubiera tenido que demostrar su acta de nacimiento. De manera que, él mismo se puso el nombre de Magno, quizás como testimonio inconsciente de su narcisismo.

Se supone que en 1967 su hermana María se encontraba muriéndose en un convento, pero la realidad es que trabajaba como sirvienta en una casa privada en Londres. Nunca había sido monja y, cuando Livesey escribió su libro, aún seguía viva. Primero fue a Tennessee, donde estafó a una iglesia protestante para que donara dinero a una escuela en San Lorenzo. Cuando el pastor se comunicó con la escuela, no habían autorizado a Rivera ni habían recibido los fondos recaudados. Entonces, se fue a Florida, donde se encontró de nuevo con Carmen y su segundo hijo, Luis Marx, que sólo tenía unos meses. Buscado por la policía, robó una tarjeta de crédito y un coche y huyó a Washington con Carmen sin el niño. Nadie ha podido determinar el paradero de Luis Marx.

En Washington, Rivera comenzó a predicar en reuniones de avivamiento. Eso fue hasta que un funcionario bancario de Florida llamó a los pastores de la iglesia y les informó de su fraude. Rivera luego huyó sólo a California. El paradero de Carmen Lydia se desconoce después de Washington. En 1977, se casó con Nury Frías, una mujer de la Republica Dominicana. Se sabe que Alberto “Magno” Rivera Romero estuvo asociado a la Iglesia Metodista, la Iglesia de Cristo, la Iglesia Cristiana Reformada, la Iglesia de Dios de la Profecía y varias iglesias pentecostales y bautistas, así como la controvertida Iglesia Vida Universal. A todos engaño y estafó. Entre las muchas mentiras que contó fue que tenía doctorados en filosofía, teología, sociología, historia, y la Biblia, además de una maestría en psicología, cuando ni siquiera había terminado la preparatoria. Entre los que lo conocieron, había verdaderos ex-jesuitas conversos al protestantismo que señalaron que Alberto no hablaba latín, y desconocía la doctrina católica. Ninguno reportó experiencias parecidas a las de Rivera.

Cuando fue enfrentado por el reverendo de una iglesia bautista en California, Alberto admitió Alberto admitió que nunca había obtenido ningún doctorado, pero aseguraba que todo lo demás era cierto. Entonces, le pidió que se sometiera a una prueba de detector de mentiras, Alberto accedió. Tres veces se concertaron las citas, pero nunca se presentó. En 1991, Rivera se enfrentó a demandas en su contra por hombres que alguna vez lo habían considerado un hermano. Fue expuesto en la televisión, en revistas y artículos periodísticos, pero se aferró a sus mentiras. Por una parte, acusaba a sus detractores de ser agentes jesuitas, y cuando era presentado con evidencia incontrovertible, decía que sus acciones eran en servicio a los jesuitas. Antes de su conversión, claro.

Rivera se murió en 1997, pero las mentiras siguieron aun después de su muerte. Su esposa Nury continuó el ministerio de su esposo, acusando al Vaticano de haberlo matado. La realidad es que murió de cáncer de colon. También les dijo a sus seguidores que el Vaticano le habían ofrecido un millón de dólares para que les dijera donde estaba enterrado. Sin embargo, una búsqueda rápida en Internet muestra el lugar exacto donde está enterrado en Tulsa, Oklahoma. Por su parte, Jack T. Chick nunca dejó de publicar la historia de Alberto, ni de afirmar que todo lo que decía era cierto. Llegó incluso a decir que Alberto Rivera era “el hombre más santo que jamás había conocido”.

Jack Chick fue descrito como un cristiano fundamentalista rabiosamente anticatólico, y anti cualquier otra creencia religiosa que no coincidiera con la suya. Aparentemente, el testimonio de decenas de hombres cristianos de buena reputación carecía de valor ante las fantasías de Alberto Rivera. Pero no fue la única vez que fue acusado de promover historias falsas. Las más conocidas fueron las de John Todd y la Dra. Rebecca Brown. En Drogas, demonios y delirios: la asombrosa saga de Rebecca Brown MD y Elaine por los reverendos G. Richard Fisher, Paul R. Blizard y M. Kurt Goedelman, los autores escribieron, “Chick no es ajeno a la controversia, pero considera a cualquiera que cuestione las afirmaciones de sus publicaciones como un enemigo espiritual.” Obviamente, Chick estaba en todo su derecho de creer lo que quisiera. El problema no es que no le gustara una religión, es que usara la mentira para evangelizar, lo cual es totalmente incongruente con el cristianismo.

Y no está de más aclarar otras declaraciones falsas de Alberto Rivera. Las doctrinas del islam son anatemas al cristianismo – todo cristianismo – incluyendo la católica. Los católicos si leen la biblia y es leída en cada misa. En el catolicismo, la virgen María no es considerada como parte de la Trinidad como aseguraba Rivera. Es Padre, Hijo, y Espíritu Santo, punto. En ningún momento se enseña que la Virgen María nació de una concepción inmaculada, sino que no tenía pecado original cuando concibió. O sea, era virgen. La única concepción inmaculada fue la de Jesucristo. Por último, el Credo es el fundamento de la doctrina católica. Si se elimina la palabra católica del Credo, es la misma creencia de todo cristiano.

Pero todavía falta responder al comentario que dio origen a este tema que la iglesia católica inventó el islam.

Pues bien, según Rivera, la primera esposa de Mahoma, Jadiya, era una monja católica que fue enviada para manipularlo para que creara el islam con el propósito de convertir Jerusalén en una ciudad católica romana. Sin embargo, hay varios problemas con esta afirmación. Primero, Jadiya fue una mujer rica de negocios.Se casó y enviudó dos veces antes de casarse con Mahoma. Ella tenía 40 años, él 25. Después, cuando Mahoma profesó que Alá era el único Dios, Jadiya fue la primera persona que acepto el islam. Por otra parte, en aquel entonces Jerusalén estaba bajo el control del Imperio Bizantino, esto es, el Imperio Romana de Oriente, desde siglos antes de que naciera Mahoma.

También dijo que la Inquisición comenzó en 1200 y estaba dirigida por dominicos y jesuitas. Los Dominicos de aquel entonces era un orden de predicadores y educadores establecidos en 1216, coincidiendo con la Cruzada albigense, pero los dominicos no la dirigieron. Las jesuitas no fueron fundadas hasta 1540. Además, el objetivo de las inquisiciones era combatir la herejía, la apostasía, la blasfemia, la brujería y las costumbres consideradas desviadas. O sea, todo el conocimiento gnóstico de las antiguas religiones místicas. Los moros, o musulmanes, fueron expulsados de España, Portugal, y otras partes de Europa con el motivo de una reconquista cristiana.

Nadie sabe a ciencia cierta qué religión es la correcta. La Iglesia Católica fue la primera y a partir de ella se desarrollaron otras denominaciones. Hoy en día, se calcula que existen entre 30 y 40 mil denominaciones en todo el mundo, y cada una tiene su propia interpretación de la Biblia. Católicos, ortodoxos, bautistas, evangélicos, calvinistas, luteranos, metodistas, etcétera. Cada uno cree lo que cree por fe, pero esa fe no debe estar puesta en una religión, sino en Dios. El que quiere creer que crea, y el que no quiere creer que no crea. Ni siquiera Dios lo va a obligar.

Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Olvídate de las interpretaciones y lee la biblia por ti mismo.

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