La pandemia reveló cosas que quizás no hubieran sido tan obvias en circunstancias normales. Muchas personas, comunes y corrientes, perdieron la cordura y la decencia, demostrando que el autoritarismo, la prepotencia, el abuso y la ventaja no es exclusivo de los gobiernos. Si de algo ha servido los últimos dos años, ha sido para revelar la verdadera personalidad de las personas ante una crisis. Pero, lo que principalmente ha quedado al descubierto es cuánto temor se le tiene a la muerte.

Como medida de control, ese temor es invaluable. Es, por excelencia, el mejor arma que tienen los poderes psicopáticos que no deben ser. Ricos o pobres, saludables o enfermos, jóvenes o viejos, el instinto de sobrevivencia es innato en todo organismo vivo. Sin embargo, el ser humano es el único organismo vivo que desarrolla un apego por la vida y allí es dónde está el problema, porque lo hace vulnerable.

Si los rumores de guerra son reales o teatro, quién sabe, pero lo más probable es que son ambos. Pero, mientras el mundo tiene sus ojos puestos sobre lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania, se ignora algo mucho más importante. No puede haber paz mundial si no hay paz individual. En vez de tratar de entender la mente de los líderes globales, quizás sería más sabio tratar de entender la mente propia. Por lo que se plantea la siguiente pregunta: ¿A qué le tienes más miedo, morir o no saber a dónde irás después de la muerte?

Hay tres creencias principales acerca de lo que ocurre después de la muerte. Estas son:

• La no existencia, una idea secular
• La reencarnación, creencia de las religiones orientales
• La vida eterna, una creencia cristiana

La primera sería como desenchufar un televisor. Sin corriente energética deja de funcionar y el cuerpo se desintegra. Algunas personas creen que la energía que dio vida a ese cuerpo se dispersa en el universo, pero el individuo, como tal, deja de existir y no hay alma de que preocuparse.

También llamada transmigración, la reencarnación es el concepto del renacimiento después de la muerte corporal. Está vinculada a la Ley del Karma que establece que todo lo que se haga en esta vida, bueno o malo, tendrá sus consecuencias tanto en esta vida como las siguientes vidas. Se reencarna cuantas veces sea necesario hasta lograr la perfección.

El cristianismo sostiene que se obtiene la salvación, el perdón de los pecados y la vida eterna por fe en Jesucristo. Quienes alcanzan la gloria, gozarán de la presencia de Dios en el cielo, donde no habrá dolor, sufrimiento, ni muerte, y vivirán en un reino de amor y paz sin fin. El cristianismo también contempla la existencia del infierno como un lugar físico, un lago de fuego, donde se paga por los pecados. Sin embargo, también sostiene que se puede obtener el perdón en esta vida y evitar el fuego del infierno. Para eso, requiere de un sincero arrepentimiento, el abandono del pecado y la creencia en Jesucristo como su Salvador.

De acuerdo a las religiones orientales, el infierno es una condición de la vida, una deuda kármica que se paga tanto en esta vida como en las que siguen. Por ejemplo, un hombre que es violento con las mujeres, volverá en su siguiente vida como una mujer que, muy probablemente, será víctima de la violencia. Más que un castigo, es para el aprendizaje de su alma. El número de reencarnaciones depende de la evolución del alma y continuará cuantas veces sea necesario hasta lograr la perfección.

Las tres creencias son mutuamente exclusivas. Solamente puedes creer en una. Con excepción de la idea secular de la no existencia, lo que ocurre después de la muerte depende de las decisiones de cada quien. La siembra del bien cosecha el bien, y la siembra del mal cosecha el mal. Dónde se termina depende mucho de las decisiones que se toman en la vida.

En las últimas décadas, las iglesias cristianas han sido el blanco de mucha crítica. Sobre todo por su ideología acerca del pecado y el infierno. Muchas personas ven al Dios cristiano como vengativo y tiránico. Ciertamente, la biblia habla de lo que para Dios es abominación. Entre estas se encuentran el derrame de sangre inocente, la mentira, la soberbia, la necromancia y la adivinación, todos los cuales son causa de condena y conducen al infierno.

Originalmente, la palabra infierno no aparecía en la biblia. Es una traducción de la palabra griega Hades que a su vez se tradujo de la palabra hebrea Seol. El significado de estas dos palabras es interesante dado la situación actual del mundo. Seol significa hogar de los muertos o lugar de oscuridad, mientras que Hades significa el que no se puede ver. Para los griegos, esto quería decir invisible y se refería a un ser del inframundo. Sin embargo, si se toma en un sentido literal, también se puede inferir como, el que no se ve a sí mismo.

Psicológicamente, estar consciente y tener conciencia son dos aspectos del darse cuenta. El primero es un darse cuenta de sí mismo, mientras que el segundo es un darse cuenta de los demás y el efecto que se tiene sobre ellos. En el caso de los psicópatas, ni están conscientes, ni tienen consciencia. En pocas palabras, son personas que viven en un infierno y crean un infierno para los demás.

Desde el punto de vista espiritual, la conciencia se relaciona con el alma, por lo que no hay amor ni paz en el psicópata. Lo mismo es cierto de los narcisistas y los sociópatas, pero el enfoque aquí es sobre los psicópatas, principalmente por ser quienes gobiernan en este mundo. Si se une el concepto psicológico con el espiritual, son personas de maldad que no se reconocen como tal. Pero, también son invisibles, porque pocas personas los ven por lo que son. Por eso pueden jugar al gato y el ratón con tanto éxito.

En un estado de trauma, la gente deja de razonar y la reacción inmediata está enfocada en la sobrevivencia. En eso están contando. Es precisamente el temor de la gente lo que los mantiene en el poder. Sin temor no hay control y sin control no hay poder. Así es a nivel individual y también global. Pero, ¿qué sucede cuando finalmente alguien se cansa del trato que recibe, por ejemplo, de un narcisista? Se enoja, se arma de coraje, y se defiende.

Es curioso que, justo cuando empezaba a disminuir el temor al Covid, y alrededor del mundo la gente empezaba a exigir sus derechos y la abolición de mandatos draconianos, surgió la amenaza de guerra. De nuevo, someten al mundo a un estado de terror. Ahora, las pastillas de yodo sustituyen la demanda por la vacuna. Así de poderoso es el temor a la muerte, gracias a lo cual, en un abrir y cerrar de ojos pueden poner bajo control al mundo.

La biblia relata que cuando Dios mandó a los hebreos a entrar en Canaan, tuvieron miedo porque ante los ojos de quienes habitaban allí, nos vieron, y nos vimos nosotros mismos, como langostas (grillos), por lo que tuvieron miedo y se retiraron. Dios les dijo que no tenían nada que temer, porque El estaba con ellos. Entonces, se armaron de valor y vencieron a los gigantes, pero no sin primero vencer su temor.

Hay que recordar que las revoluciones más exitosas de la historia fueron gracias a todas las personas que estaban dispuestos a pelear hasta la muerte por su libertad. Si se ha gozado de algo de libertad, es porque hubo quienes tuvieron el coraje de sus convicciones. Algo que es más necesario que nunca en estos tiempos. Es eso, o correr el riesgo de terminar en campos de concentración como les sucedió a los judíos hace menos de un siglo. No es por nada que ahora tanto se menciona el nombre de Hitler.

Nuevamente, se plantea la pregunta: ¿A qué le tienes miedo, morir o no saber a dónde irás después de morir? Si eres cristiano o creyente en la reencarnación, ¿por qué habrías de temer? Cualquiera de los dos ofrece otra vida. Aun cuando creyeras que simplemente se deja de existir, ¿cuál sería el miedo, si ni siquiera hay alma de que preocuparse? ¿Qué clase de vida quieres tener en esta tierra? Quieres vivir para evitar la muerte, o quieres vivir y ser libre?

Nada de esto quiere decir que hay que ir en busca de la muerte, pero tampoco hay que vivir la vida temiendo a los psicópatas. Se tiene miedo a una amenaza real, pero el temor es algo más emocional, más psicológico. Hasta Jesucristo tuvo miedo. Sudó gotas de sangre porque sabía a lo que se enfrentaba. El sufrimiento en carne propia. Sin embargo, aun así, estuvo dispuesto a morir, sin temor, porque sabía a dónde iba.

Un joven rico se acercó a Cristo un día preguntándole que necesitaba hacer para seguirlo. Entonces, Cristo le contestó que dejara atrás sus riquezas y lo siguiera. El joven se puso triste y se alejó porque prefirió sus riquezas. Mucha gente interpreta esto en un sentido literal, pero, hay que considerarlo en un sentido metafórico. Deja tu apego al mundo y sigue la verdad, el amor y la paz.

La maldad en el mundo inicio por el apego de Lucifer a la tierra. Y continua la maldad en el mundo por el apego que se tiene a la vida terrenal y las cosas materiales. Nada de lo cual te llevaras contigo, creas en lo que creas, pero que sí sirve para dominar y esclavizarte. No es que hay que llevar una vida de austeridad, pero de nada sirven las cosas si por ellas pierdes la libertad.

No es el dinero, sino el amor al dinero que es la raíz de toda maldad. Los psicópatas globales se enriquecen, mientras que el pueblo sufre y tiembla de miedo. De cualquier forma, ya avisaron. Como dijo Klaus Schwab, ¨no serás dueño de nada y serás feliz¨, porque esa es la ideal socialista/comunista. Una pobreza igualitario para todos, excepto los psicópatas.

La vida es bella. El mundo es bello. Con todos y sus faltas e inconvenientes, la vida es un regalo. La única razón que los psicópatas tiene el control sobre las masas, es porque las masas les han cedido su poder. Han perdido su autodominio, dejándose manipular por quienes conocen muy bien su apego a la vida terrenal. Ya es hora de dejar de rogar y pedirles misericordia a los psicópatas. No la tienen. Nunca la han tenido. A lo único que le tienen miedo es al hombre sin temor.