No hay nada mejor que una nueva crisis para hacer olvidar la crisis anterior. Así se va el mundo de una tragedia a otra sin descanso ni tiempo para pensar, todos metidos en un circo de humo y espejos diseñado para mantener la población mundial en un estado de aturdimiento. Mientras se vive pensando que son eventos aislados, se ignora que en realidad son miles de telarañas que componen una telaraña gigantesca.
De que gente ha muerto es verdad y siguen muriendo porque el remedio ha salido más peligroso que la enfermedad. Ahora que las cifras están delatando la mega farsa que se le jugó al mundo, necesitan desviar la atención hacía otro peligro para mantener el temor. Una situación que sólo los gobiernos, y los poderes que no deben ser, pueden resolver. De que lo hagan depende si les conviene hacerlo.
Amenazas y más amenazas. Una tercera guerra mundial, el costo de la gasolina, el desabasto de comida y, por supuesto, la nueva cepa que sin duda se dará a conocer porque un pueblo sin temor no es más que un problema. Entre esas distracciones y otras, como la cachetada que se escuchó alrededor del mundo, la gente ignora que se está llevando una guerra colectiva por donde quiera. Que no sea bélica no lo hace menos peligrosa. Todo lo contrario. Amenaza con cambiar la esencia de lo que significa ser humano de manera irreversible y ya va bastante avanzado.
Únicamente hay una sola cosa que une todo lo ocurrido en este mundo, desde la historia antigua hasta el día de hoy. La marcha hacia el comunismo y los extraterrestres, el movimiento verde y la reducción de la población, el transgenerismo y el aborto, el aumento del satanismo y la tecnología, la digitalización del sistema monetario y el creciente interés por el canibalismo, la secularización de las iglesias cristianas y la guerra biológica (porque eso es lo que fue), la pederastia y la ciencia, y todo lo demás.
La mayoría de estas cosas son tan antiguas como la tierra misma, simplemente se han desarrollado d acuerdo a la tecnología disponible y la mentalidad del hombre en un momento dado. Quizás no sea posible trazar una línea recta de una a otra, pero eso no significa que no están relacionadas entre sí, sólo hace falta poner atención. Todos los caminos se dirigen hacía donde mismo.
A diferencia de cualquier otro momento de la historia, es la disposición a aceptar todas estas cosas como parte de la evolución normal del ser humano. Sin embargo, más que una evolución, se ha tratado de una siembra deliberada de la desintegración de la familia, el cambio cultural y la renunciación de los valores con el propósito de cosechar la aniquilación de la humanidad. Seréis como dioses, le dijo la serpiente a Eva, mas no le dijo todo lo que iba a perder.
Ni los científicos, políticos, economistas, filósofos, educadores, o religiones pueden, o quieren, explicar todos estos fenómenos del todo. Al menos no de una manera coherente y mucho menos congruente. Entre más complicado, más difícil de comprender ni ver los peligros por delante. Así, nadie se protege y todos son presa fácil para las mentes psicopáticas que promueven la salud mientras que envenenan, la inclusión mientras que dividen, y la protección mientras que destruyen.
El único eslabón perdido entre todas estas cosas es de una naturaleza espiritual, porque todas y cada una tuvieron su inicio en el mundo espiritual. Que hoy día todas se hayan secularizado y se presentan como ideologías modernas no les quita su esencia espiritual. Ese fue el truco y el secreto de su éxito y es la lucha eterna del hombre el tener que discernir entre lo bueno y lo malo. Todo te es licito, mas no todo te conviene, ha perdido su sentido en este mundo moderno de conveniencia.
Que tú no creas en Dios, o el diablo, es lo que menos importa para los que sí creen en ambos. Les conviene la incredulidad, ingenuidad e ignorancia porque así pueden pasar por desapercibidos, invisibles en el Hades que habitan y seguir haciendo todo cuanto puedan para mantener a los indefensos temblando de miedo y temiendo por sus vidas sin entender que la vida humana no es más que un medio hacía el verdadero fin que buscan.
Hombres como Henry Kissinger, 98 años, Klaus Schwab, 84 años, y George Soros, 91 años, han ejercido poder e influencia sobre las naciones por varias décadas. Todos globalistas y promotores del Nuevo Orden Mundial, la culminación de la cual muy probablemente no alcanzarán a ver dado sus edades.
¿Por qué siguen teniendo tanto afán si ya, tienen dinero, ejercieron su poder y dejaron su huella sobre el mundo? ¿A quién sirven? Obviamente no le sirven al hombre, porque nada de lo que han hecho ha favorecido a la humanidad. ¿Por qué tanto interés por lo que ocurrirá en un futuro que no verán? Sus hijos tendrán su futuro asegurado con el dinero que dejan, quizás sin el poder y la influencia que tienen sus padres, pero heredarán millones. ¿A dónde va todo esto?
Pues hay que considerar un detalle muyimportante. Los que prepararon el camino hacia el Nuevo Orden Mundial están todos a un paso de la tumba y otros ya murieron. Las generaciones que quedarán no son las más brillantes. Serán billonarios, pero no lo lograron gracias a su intelecto. Muchos fueron escogidos porque eran idiotas útiles y manejables que se criaron en un mundo que ya se había torcido, junto con la población mundial de jóvenes que fueron envenenados de mente, cuerpo y espíritu.
Paulatinamente fueron programados, ml educados y adoctrinados para aceptar la mentira como la verdad. Desde la edad preescolar hasta la adultez temprana, los jóvenes son el blanco de la propaganda en las caricaturas, películas, música, libros, revistas, educación escolar y, sobre todo, las redes sociales. Desde hace años han estado inculcando en ellos un repudio por todo cuanto ha sido de valor para el ser humano y, en específico, el repudio de ser un humano.
A los adultos no les va mucho mejor. Simplemente los envuelven con temas más sofisticados, presentándolos con la posibilidad de realidades alternas. Si este mundo no les gusta, se pueden escapar a un mundo virtual donde pueden comprar terrenos que no existen, construir casas que jamás habitarán, y llenarlas con cosas que jamás podrán tocar, pagando dinero real por una vida irreal. Es una vida ideal basada en la fantasía que se parece más a una alucinación. En este mundo moderno el psicópata es rey porque el pueblo prefiere la locura a la verdad.
Mentira, engaño, ofuscación, temor, control, pobreza, hambruna, guerras bélicas y biológicas, satanismo, globalismo, comunismo, pederastia, drogas, etcétera. Todos son los hilos con los que se teje cada telaraña que forma parte de la gran telaraña con el fin de atrapar a toda la humanidad y el fin que persiguen – la renunciación a la humanidad de manera voluntaria.
Todos los caminos desembocan en el transhumanismo.
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