Norma McCorvey se encontraba embarazada por tercera vez. Tenía 16 años cuando se embarazó la primera vez y terminó cediendo la patria potestad del bebé a su madre, el segundo lo dio en adopción, pero en esa tercera ocasión, a la edad de 21 años, quería un aborto. Entonces, por recomendación de alguna amiga, se reunió con dos abogadas feministas quienes estaban a favor de la legalización del aborto. Sin embargo, en el estado de Texas, el aborto únicamente se permitía si peligraba la vida de la madre, pero ese no era el caso de McCorvey.
Bajo el seudónimo Jane Roe y representada por las dos abogadas, McCorvey sometió una demanda en contra de la fiscal del condado de Dalla, Texas, representado por Henry Wade, por lo que el caso es conocido como Roe vs Wade. La demanda alegaba la violación de los derechos constitucionales de la mujer por ser una invasión de su privacidad. Se pretendía cambiar la ley y obtener un mandato que le permitiría el aborto para McCorvey. Aunque el juzgado de distrito acordó que la ley constitucional, de acuerdo a las Enmiendas Novena y Décimo Cuarta, era muy vaga y violaba sus derechos de privacidad, se negaron a emitir el mandato. En 1970, a nombre de Jane Roe, las abogadas apelaron a la Suprema Corte de los Estados Unidos.
La Enmienda Novena establece que hay derechos que puede existir aparte de los que están mencionadas de manera explícita y, aunque no están enumeradas, no significa que pueden ser violadas, negadas o menospreciadas otros derechos que retiene el pueblo. La Décimo Cuarta establece que todo ciudadano de los Estados Unidos, sea por nacimiento o naturalización, tiene los mismos derechos bajo la ley y que, en particular, las leyes debían ser escritas de una manera clara.
Ya en otras ocasiones se había presentado casos basados en la Enmienda Décimo Cuarta, alegando que ¨la ley no era lo suficientemente específica cuando la vida de una mujer podía verse amenazada por el embarazo y el parto¨. No obstante, las abogadas querían obtener una decisión que estableciera los derechos de la mujer para decidir por ella misma si el aborto era necesario y basaron sus argumentos en la Enmienda Novena diciendo que, bajo la Declaración de Derechos de los Estados Unidos, la mujer tiene el derecho de terminar su embarazo, por lo que es impropio que el Estado se imponga sobre el derecho de privacidad de la mujer en sus decisiones personales, familiares, matrimoniales y sexuales. El Estado, en cambio, se basó, principalmente, en el argumento que el feto tiene derechos legales que no deben ser violados y que el deber del Estado era proteger a los aún no nacidos como personas y, como tales, tienen derechos bajo la Constitución, porque la vida se presenta al momento de la concepción.
Hasta la fecha, no existe un caso legal en el cual se declaran los derechos de un bebé en el vientre como una persona y, por lo tanto, en el aspecto legal, no tiene un ¨derecho a la vida¨. La decisión mayoritaria de la Suprema Corte fue a favor de Jane Roe, declarando la libertad de la mujer de obtener un aborto sin la intervención excesiva del gobierno, y así, derribando muchas leyes federales y estatales en contra del aborto. No obstante, cada estado tiene el derecho de imponer ciertas restricciones y regulaciones. Entre estas está la restricción de no permitir el aborto después del tercer trimestre, en el cual el desarrollo es más avanzado. Sin embargo, en los últimos años, algunos estados han permitido el nacimiento parcial.
Esa es la famosa historia de Roe vs Wade y la legalización del aborto en Estados Unidos y la base de los argumentos a favor del aborto en muchas partes del mundo. Se calcula que, tan solo en Estados Unidos, se han practicado entre 40 y 60 millones de abortos desde su legalización. Ha habido múltiples intentos de cambiar la ley, pero es muy improbable que se logre tal cambio. Los valores y la moralidad que de ellos provienen han cambiado demasiado. Si antes la moralidad y los valores eran piedra fundamental de toda sociedad, ahora son relativos. Cambian de acuerda a la moda. Lo que antes era impensable, ahora se ha vuelto una causa política, social y cultural. El aborto es una causa celebrada como la evolución natural de los derechos y la libertad de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo. Los argumentos en contra del aborto son recibidos como intentos de dominar y mantener reprimida al sexo femenino. Un embrión o feto es considerado como una cosa, una masa de células y hasta un parásito y no deja de serlo a menos que se le permite vivir.
En tiempos antiguos, se practicaba el sacrificio humano como ofrenda a los dioses paganos. Hoy se hace sin necesidad de un ritual. Puede ser que suene muy crudo plantearlo de esa manera, porque es una realidad incómoda, pero es la verdad. La definición de la palabra matar es quitar la vida y el aborto se define como un proceso en el cual se pone fin a un embarazo con la destrucción de un embrión o feto. Independientemente si crees que la vida inicia al momento de la concepción o al momento de nacer, un aborto implica la muerte de otro ser humano. En el caso de un nacimiento parcial, según se entiende y sin dar más detalles, la cabeza del bebé sale del vientre de la mujer, permitiendo el aborto hasta el último momento. También se sabe que hay bebés que se dejan de morir momentos después de nacer. Eso ya no es un aborto.
Las palabras embrión y feto son términos clínicos para describir etapas del embarazo. Por milenios, no había duda alguna de que el resultado de un embarazo sería un bebé. El uso de estos términos clínicos es para suavizar la realidad, objetivar al bebé y permitir que la mujer pueda desprenderse de la humanidad del ser que lleva dentro. Sin embargo, el ser humano no puede concebir otra cosa que no sea otro ser humano. La incongruencia en esto es que uno de los reclamos principales del feminismo es la no-objetivación de las mujeres, pero a la hora de querer un aborto objetivan al bebé. Se rechaza la filosofía religiosa de que la vida inicia con la concepción, porque implica que, en última instancia, la vida es dada por Dios. En cambio, si inicia al momento de nacer, el ser humano es quien se adjudica el poder de dar o quitar la vida.
Es muy probable que, para la mayoría de las mujeres, la decisión de abortar no se toma a la ligera. Sin embargo, con el paso de los años, en la medida que las religiones han dejado de ser efectivas, Dios se ha vuelto irrelevante, la educación se ha enfocado en la socialización y la sociedad promueve una cultura hedonista, cada día parece un recurso más aceptable. De hecho, hay celebridades que han comentado públicamente su orgullo por la decisión de abortar, porque no hubieran podido lograr una carrera tan exitosa de no haber abortado. Los números no mienten. El aborto ya se usa como una medida anti-conceptiva,
Si el aborto fuera únicamente un asunto legal, no habría necesidad de escoger las palabras tan cuidadosamente. Además, no evocaría tantas emociones a la hora de una discusión sobre el tema. Si la ley lo permite, ¿cuál es el problema? Por otra parte, no debería haber tanta preocupación con respecto a las opiniones contrarias. Total, la ley está de parte de la mujer y el aborto es legal. ¿Por qué es que quien argumenta a favor de la adopción es considerado como opresor? El diccionario define la palabra opresión como un sentimiento o malestar interior que experimenta un individuo. En otras palabras, se siente mal. Sin embargo, eso en nada afecta la libertad, ni impide los derechos de la mujer, se opine lo que se opine. Lo cierto es que no necesitan ni el permiso ni la aprobación para ejercer su derecho. Entonces, ¿cuál es la opresión?
Protestas Públicas de grupos Pro-Vida, en las cuales se demuestran imágenes de lo que le ocurre a un bebé durante un aborto, se consideran como una crueldad y una obra de manipulación. Pero, ¿cuál manipulación? Es la verdad. En un aborto, los bebés comúnmente son sacado en pedazos. ¿Cuál es el caso de negar la realidad? La manipulación es el dominio ejercido sobre la opinión o voluntad de una persona o grupo La televisión es una fuente de manipulación ideológica. En la mayoría de las plataformas públicas se prohíbe comentarios en contra del aborto o a favor de la adopción como alternativa, y, sobre todo, imágenes o videos que muestran exactamente lo que ocurre durante un aborto. Mientras tanto, los impuestos de todos, Pro y Contra, proveen los fondos para clínicas de aborto, ¿Quién manipula a quién? Saca la cuenta. Se calcula que hay 135,000 adopciones en Estados Unidos. En 50 años eso representa menos de 7 millones de adopciones a diferencia a 40 millones de abortos en el mismo periodo. ¿Quién domina a quién? Si están tan seguros de que el aborto está bien, ¿por qué les hiere tanto la opinión contraria?
El uso de la palabra feto en lugar de bebé o, terminar el embarazo en lugar de matar al embrión, no cambia la realidad. El resultado de un embarazo es una persona, un ser vivo. Nadie da luz a un objeto inanimado. Terminar un embarazo es quitarle la vida a otro ser humano, porque ese es el propósito del aborto. Si se tiene el derecho legal y la libertad de ejercer su derecho, ¿por qué no llamarlo tal y como es? Es bastante incongruente el hecho de exigir que nadie se meta en sus decisiones, pero que si cuidan sus sentimientos y la forma de expresarse.
Los grupos Pro-Aborto se oponen a la imposición de los valores de quienes están en contra del aborto. Sin embargo, tal argumento pierde congruencia porque al mismo tiempo exigen que el aborto sea subsidiado por el gobierno. Esto significa que toda persona que paga impuestos aporta fondos para los abortos. Una cosa es que se tenga el derecho legal al aborto y otra es que hagan pagar a los que no están de acuerdo. ¿Por qué es que del lado Pro-Aborto se exige una libertad absoluta para tomar decisiones sobre el cuerpo, pero el lado contrario no tiene la misma libertad sobre su dinero? ¿Dónde está la responsabilidad personal? Así como una mujer no tiene que pedir opinión ni permiso al público Pro-vida para tener relaciones sexuales, que no les pida dinero tampoco. ¿Quieres abortar? Adelante, pero págalo tú.
Por otra parte, ¿por qué nunca se habla del lado oscuro del aborto? ¿De dónde crees que sacan las células madre? ¿O los saborizantes artificiales? ¿Qué crees que contienen las vacunas? Investígalo. Ya no es secreto. La industria del aborto es un negocio billonario. Hace unos años salió un video dónde un investigador de Project Veritas en la cual grabó administradores de Planificación Familiar (Planned Parenthood) riéndose y diciendo lo que querían comprar con el dinero que obtenían gracias a la venta de los pedazos de los bebés abortados. Si se hubiera tratado de animalitos, el investigador hubiera sido un héroe, pero como se trataba de bebés, terminó enjuiciado y obligado a pagar 2.2 millones de dólares a Planificación Familiar.
¿Por qué se ocultan historias como la del Dr. Kermit Barron Gosnell, un médico de Pennsylvania, que se dedicaba al aborto desde 1979? En el 2018, salió una película basada en un libro escrito por dos reporteros irlandeses, que no estaban en contra del aborto, simplemente estaban incrédulos de que los medios habían ignorado casi por completo el caso. Gosnell: La Historia No Contado del Asesino en Serie Más Prolífico de América, es un reportaje de los hechos reales. ¿Cuál es la probabilidad que esta película salga en Netflix o en tu cine local? ¿Cuáles son las probabilidades de que el libro se publique en español? ¿Por qué no quieren hablar de los frascos llenos de piecitos de niños abortados, que el buen doctor guardaba como trofeos?
Otro argumento Pro-Aborto es la salud y la seguridad de la mujer. Ahora hay muchos hospitales y clínicas que proveen estos servicios, particularmente en áreas pobres donde abunda gente de color. Al parecer, la mayoría de los abortos no causan problemas mayores físicamente. De eso no se habla, como tampoco se habla de daños psicológicos y emocionales. Se puede suponer que la mayoría de las clínicas no se encuentran en el estado asqueroso como la de Gosnell, pero, aunque así fuera, nunca se escuchara en las noticias. Ni la muerte de una mujer fue suficiente para lograr la intervención del Estado, el Departamento de Salud y en los medios informativos, menos. De no haber sido porque la policía lo investigaba por la venta de recetas para medicamentos controlados, siguiera abortando bebés.
En tiempos anteriores, jamás se cuestionaba si un feto era una persona o no, ni siquiera se consideraba. Se daba por asentado y hubiera sido aberrante concluir lo contrario. Tampoco se hubiera aceptado como una decisión aceptable o parte de los derechos de la mujer. Además, es muy probable que de haber anticipado algo semejante, tanto el pueblo como los legisladores hubieran establecido leyes específicas protegiendo la vida de un bebé sin nacer. Tales eran los valores en los aquellos tiempos y eso es el meollo del asunto. Desde el punto de vista del razonamiento, y humanitario, la respuesta a las preguntas anteriores es la misma.
Las leyes establecidas en los Estados Unidos, como en otros países, estaban basadas en la moralidad compartida del pueblo. La expectativa era que cada ciudadano debía adaptarse a las leyes y, por ende, a la moralidad implícita en ellas, para el bien de todos y tanto la moralidad como las leyes tenían un origen espiritual y una ética judeocristiana. Claro es que fueron ocurriendo cambios en la cultura y modificaciones de los valores, a través del tiempo, pero no fueron realmente tan radicales hasta los años sesenta que se extendieron a muchas áreas y aspectos de la vida humana, abriendo la puerta a muchos cambios que nadie su hubiera imaginado.
El aborto, se ha vuelto un asunto más emocional que racional porque lo que realmente pone en cuestión es la moralidad individual. Enfrenta a cada quien, sin importar de lado que se encuentra, a su creencias, muchas de ellas cuestiones de fe, o la falta de la misma. Ese es el eje del argumento acerca de cuando inicia la vida. Si es el momento de la concepción, que es lo que las religiones judeocristianas creen, entonces es porque un Dios Creador es quien da la vida. Si, al contrario, no inicia hasta el momento en que un bebé respira y obtiene personalidad, en el sentido legal, entonces es una mera cuestión de la mecánica del cuerpo y, por ende, la vida inicia, o no, por decisión de quien se embaraza, porque el padre no tiene derecho alguno.
El lado Pro-Aborto señala como una hipocresía de las personas Pro-Vida el hecho de que muchos aprueban la pena de muerte. Sin embargo, hay que reconocer que un feto es un ser inocente, a diferencia de alguien que no valoró la vida de otras personas, por lo que termina enfrentándose a la pena de muerte. Independientemente de la cuestión moral de la pena de muerte, no se aplica de una manera arbitraria. Requiere la violación de ciertas leyes bajo circunstancias de alevosía y ventaja, para lo cual hay un juicio legal que involucra abogados, testigos, jueces y jurados. Para un aborto, basta la decisión de una sola persona. De acuerdo a la estadística de Estados Unidos, menos de 1600 personas han sido ejecutados en el mismo tiempo que se han hecho más de 40 millones de abortos.
Lo que tienen en común la aplicación de la pena de muerte y el aborto es que en ambos involucra decisiones tomadas que pueden resultar en la imposición sobre la libertad de quien las tomó. En el primer caso, se trata de alguien que, por su propia voluntad, ha privado de la vida a otra persona. En el segundo caso, es porque una mujer, por su propia voluntad, entró en una relación sexual, con o sin protección, que dio lugar a una consecuencia no intencionada. En ambos casos hay víctimas inocentes que pierden la vida, excepto que en el caso de un bebé la inocencia es total, ya que no hubo ningún acto propio que contribuyó ni a su concepción, ni a su muerte.
Lo que nadie puede negar es que las mujeres que han sufrido una violación o un incesto son víctimas, cuya libertad, derechos y cuerpos han sido violados totalmente en contra de su voluntad. Hay quienes consideran que es una crueldad obligarlas a tener el bebé, sobre todo si se trata de una menor. Lo cierto es que el trauma emocional es igual, y a veces peor, que el daño físico. Sin embargo, es imposible no reconocer que el producto del embarazo también es víctima inocente de la situación. Independiente de la decisión tomada para una menor, o sus tutores, ¿recibe ayuda psicológica en todos los casos? Los grupos Pro-Aborto, ¿siguen interesados por el bienestar psicológico y emocional de estas personas o se acaba con el aborto? La misma pregunta va para los grupos Pro-Vida.
No se trata de limitar los derechos ni la libertad de nadie, sino despertar la consciencia y la humanidad, infundir valores, el respeto por la vida y, sobre todo, la responsabilidad personal en todos, hombres y mujeres. Hay muchos padres que cuidan a sus hijas, pero no a sus hijos varones. Como dice el dicho, Hijo de mi hija, mi nieto será, hijo de mi hijo, Dios sabrá. Hay que recordar que el buen juez empieza por su casa. La excusa de que el hombre es hombre, por lo que no puede tener control sobre sus pasiones es rebajar al ser humano a la naturaleza de un animal y es precisamente la mentalidad que dio lugar a la legalización del aborto, porque también a las mujeres les gusta el sexo. Querer imponerse sobre otros lo que no se practica en casa sí es una hipocresía. La verdad no peca, pero incomoda.
Cada quien tiene que decidir lo que quiere creer y hacer, pero hay que comprender que las decisiones tomadas en un momento pueden traer consecuencias que afectan a muchas personas por el resto de la vida. Basta con recordar que por la decisión de una sola mujer, se introdujo el mal para toda la humanidad.
¿Y qué pasó con la mujer que fuera la famosa Roe en Roe vs Wade? Curiosamente, nunca tuvo un aborto. Dio su tercer hijo en adopción y, años después, escribió un libro al que puso por título, Yo Soy Jane Roe, en el cual cuenta su historia y profesa su dedicación a la religión católica y su apoyo al movimiento Pro-Vida. Por años dio pláticas sobre el tema, animado a las personas a reconsiderar sus valores acerca de la vida.
Hubo algunas declaraciones de que McCorvey recibió dinero de parte de algún grupo Pro-Vida para fingir que se había arrepentido de su participación en la legalización del aborto. Sin embargo, amigos y familiares muy cercanos a ella por décadas, y presentes a la hora de su muerte, incluyendo su amigo y sacerdote, afirman que era una mujer de fe y definitivamente Pro-Vida hasta el último momento.
Norma McCorvey murió en paz. El Dr. Goznell, en cambio, a sus 90 años sigue encarcelado sin remordimiento alguno. Su condena de tres cadenas perpetuas, por solamente tres de los miles de bebés que abortó, la pasa en aislamiento, porque se teme que los demás prisioneros lo maten por haberles hecho daño a bebés inocentes.
En verdad, está de pensarse cuando criminales violentos tienen más respeto por la vida inocente de un niño que la sociedad que vive libremente.