Un Odio Milenario, pt 3

Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y maravillas de tal manera que engañarán, de ser posible, aun a los escogidos. – Mateo 24:24

Pues son espíritus de demonios que hacen señales, los cuales van a los reyes de todo el mundo, a reunirlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. – Apocalipsis 16:14

En los primeros años de la Casa de Rothschild, Mayer Amschel decidió expandir más allá de la antigua tienda de monedas de su padre. Envió a sus cinco hijos a lugares estratégicos. Amschel hijo se quedó en Alemania, mientras que Salomón fue a Austria, Nathan a Gran Bretaña, Carl a Italia, y Jacob a Francia. Antes de morir, Mayer advirtió a sus hijos que mantuvieran su riqueza dentro de la familia. Eso incluía matrimonios interfamiliares entre primos hermanos. Les hizo jurar que siempre trabajarían juntos, y les advirtió que nunca dejaran que nadie fuera de la familia supiera cuánto dinero tenían. Hasta el día de hoy se desconoce cuánto dinero tienen realmente los Rothschild, pero probablemente sea seguro asumir que es suficiente para tener poder sobre el mundo.

De acuerdo al libro La Dinastía Rothschild, escrito por John Coleman, el autor die que en el Museo Británico hay documentos que afirman que los Rothschild estaban “profundamente involucrados en todas las revueltas y guerras desde 1770.”  Que la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se libró para establecer el bolchevismo en Rusia; establecer un “hogar para los judíos” en Palestina”, para destruir la Iglesia católica y desmembrar a Europa…  y, que la Segunda Guerra Mundial se libró para destruir a Japón y Alemania, para establecer a la URSS como potencia mundial comunista y ampliar el alcance del bolchevismo en las tres cuartas partes del mundo.

¿Qué tiene esto que ver con la situación actual en Israel? Pues, todo. Fue la familia Rothschild la que creó Israel. Así lo afirmó claramente Jacob Rothschild (7ª generación), el recién difunto jefe de la dinastía bancaria, en una entrevista televisiva en 2018. Esto fue posible gracias al Acuerdo Balfour. Una declaración de apoyo británico para la creación de un hogar nacional para los judíos en Palestina, dirigida a Walter Rothschild y escrita por su propio secretario de relaciones exteriores, James Balfour, dos años antes de que terminara la guerra. Fue la recompensa de los Rothschild por lograr que Estados Unidos entrara en la guerra.

Tras derrotar al Imperio Otomano, sus territorios se dividieron entre los vencedores. A Gran Bretaña se le dio un mandato sobre Palestina y se alentó a las familias judías a establecer allí su hogar. Edward Rothschild, uno de los miembros menos conocidos de los Rothschild, patrocinó la inmigración de seis mil familias a Palestina, pero la mayoría de los judíos prefirieron permanecer en sus países europeos de origen. La migración masiva no comenzó hasta después del holocausto. Israel se convirtió en nación el 14 de mayo de 1948, un día después de que terminara el mandato británico. Pero ¿por qué tuvo que ocurrir el holocausto?

Según muchos historiadores, la Segunda Guerra Mundial podría haberse evitado, al igual que la Primera Guerra Mundial. Pero las guerras generan dinero y es lo que convirtió a los Rothschild en una fuerza dominante en los siglos XIX y XX. Fueron la fuerza financiera detrás de los Iluminati, la Revolución Francesa, los bolcheviques, Adam Weishaupt, Napoleón, Karl Marx, Stalin y Hitler. A veces directamente y otras a través de sus asociaciones con otras potencias bancarias internacionales, como J.P. Morgan, los hermanos Warburg, y los Rockefeller, entre otros. Compraron, crearon y controlaron hombres, instituciones y gobiernos.

La definición de la palabra secta es: 1) un grupo religioso que se desvía de la doctrina que se considera ortodoxa, y 2) una comunidad cerrada de carácter espiritual, guiada por un líder que ejerce un poder carismático sobre sus seguidores. En 1921, Nesta H. Webster escribió en su libro Revolución Mundial, El Complot en Contra de La Civilización, “El arte del iluminismo consistía en reclutar tanto a incautos como a adeptos y fomentar los sueños de visionarios honestos o los planes de fanáticos, halagando la vanidad de ambiciosos egoístas, trabajando con cerebros desequilibrados o jugando con pasiones como la codicia y poder, para hacer que hombres con objetivos totalmente divergentes sirvan al propósito secreto de la secta.” Si el judaísmo es la religión, ¿a qué secta se refiere exactamente?

Como se ha dicho aquí antes, la acumulación de dinero y la necesidad de poder no pueden ser el objetivo final. En cualquier caso, eso ya se logró desde hace dos siglos. ¿Qué es lo que ha motivado realmente a estas personas a lo largo de siete generaciones? En la entrada anterior se hizo una breve mención de dos personas que están en el centro de lo que sucede hoy, no sólo en Israel, sino el mundo entero. Por eso es necesario dar una mayor explicación del por qué estos hombres tuvieron, y todavía tienen, un efecto tan profundo en el mundo hoy tal y como lo conocemos.  

Sabbatai Sevi era un rabino judío nacido en Esmirna (Turquía) en 1626. Tras convertirse en rabino, estudió la cabalá luriánica, muy popular en aquella época. Desarrollada por Isaac Luria (1534-1572), era una nueva interpretación de la relación sobrenatural entre los acontecimientos y el tiempo utilizando letras y números. En 1665, conoció al rabino Natán de Gaza en Palestina, también un estudioso de la cábala luriánica. Natán lo convenció que era el Mesías y se convirtió en su profeta. Entonces, Sabbatai se declaró que se revelaría el día 18 (6+6+6) del sexto mes de 1666. Además de la herejía de llamarse el mesías, se la pasó violando varias leyes judías desde restricciones dietéticas hasta actos sexuales inmorales. Natán de Gaza, sin embargo, le dijo que era un alma de muy alto nivel y que no necesitaba arrepentirse de sus pecados porque era el mesías. Sevi tuvo aproximadamente un millón de seguidores, aproximadamente la mitad de los judíos en el mundo en ese entonces.

Según el historiador judío Gershom Scholem, fue popular en España y Portugal entre quienes se vieron obligados a convertirse al cristianismo, pero continuaron celebrando su religión en secreto. Y también con los que fueron expulsados ​​por negarse a convertirse y se encontraban dispersados por Europa occidental y oriental. Creyeron que era el mesías esperado que había llegado para marcar el comienzo del milenio de su reino. Además, Sevi prometió que en el año próximo se construiría el templo en Jerusalén, donde reinaría. Sin embargo, cuando regresó a Turquía, fue arrestado por el sultán. Obligado a elegir entre la conversión al islam o la ejecución, Sevi optó por la conversión. Muchos judíos consideraron esto un acto de cobardía y traición, pero, él y Natán de Gaza dijeron que era uno de los actos místicos que el Mesías estaba destinado a realizar. Cuando murió en 1676, Natán de Gaza siguió siendo su profeta diciéndole a sus seguidores que había resucitado. 

La cábala luriánica es ahora la forma de cábala más utilizada y aceptada. Según Luria, Dios creó el mundo formando 10 recipientes para contener la Luz Divina. Sin embargo, la Luz Divina era tan poderosa que los vasos no podían contenerla. Se rompieron creando chispas que quedaron incrustadas en el mundo material, haciendo imposible que la Luz Divina irradiara, como Dios había previsto, y Su presencia quedó oculta. Por lo tanto, los Elegidos tenian que acercarse e interactuar con el universo material de una manera que las liberara. En otras palabras, se requería la participación de los judíos para preparar el escenario para la venida del Mesías.  

Este proceso se llama ‘tikkun olam’, o ‘reparar el mundo’, e involucra todas las acciones de uno: cómo uno trata a sus semejantes, trabaja, juega, piensa e interactúa con todos los aspectos del entorno en cualquier momento dado en el tiempo. Por lo tanto, los cabalistas luriánicos creían que los actos que beneficiaban a Dios incluían incursiones deliberadas en el mundo del pecado, donde la naturaleza ilusoria del mal podía exponerse más fácilmente y, de ese modo, elevar las chispas a su Fuente. Según David Livingstone, autor de Sionismo, Historia de Una Herejía Judía, el sabateanismo es la matriz de todos los movimientos importantes que surgieron en los siglos XVIII y XIX, incluidos los círculos masónicos y el idealismo revolucionario. La cábala luriánica se convirtió en una síntesis mística de enseñanzas paganas y elementos gnósticos del judaísmo. El objetivo no era destruir el mal, sino devolverlo a su origen.

Después de la muerte de Sabbatai, Jacob Frank (1726-1791) afirmó ser la reencarnación de Sabbatai y también de Jacob, nieto del Abraham de la Biblia. Inspirado por la cábala luriánica, creó una nueva religión, el frankismo, que amplió la filosofía de la redención a través del pecado. Afirmó que Dios el Creador no fue el dios que se reveló a los israelitas. El dios bíblico era malo, lo cual es una creencia gnóstica. Frank rechazó todas las leyes y mandamientos morales. Para él, el único camino hacia una nueva sociedad era mediante la destrucción completa de la civilización actual. Ordo ab chao. Del caos surge el orden. Insistió en que el sacrificio de niños, la violación, el incesto y el consumo de sangre no sólo eran rituales religiosos aceptables sino necesarios. Predicó que la mejor manera de imitar a Dios era cruzar todos los límites, transgredir todos los tabúes y mezclar lo sagrado con lo profano.

Gershom Scholem dijo de Frank: Siempre será recordado como uno de los fenómenos más aterradores en toda la historia judía; un líder religioso que, ya sea por motivos puramente egoístas o de otro tipo, era en todas sus acciones un individuo verdaderamente corrupto y degenerado…  

Sin embargo, si se dice toda la verdad, incluso después de haber tenido en cuenta el oportunismo sin escrúpulos de Frank, sus engaños calculados, y sus ambiciones personales… él sigue siendo una figura de un poder tremendo, si no satánico…

Sus seguidores buscaban regularmente la redención a través de infames orgías sexuales religiosas en los solsticios y los equinoccios. Su principal punto teológico era vestir lo santo con lo profano. Sus seguidores se llamaban a sí mismos los zoharistas, en honor al Zohar, los libros fundamentales de la cábala de comentarios rabínicos sobre los aspectos místicos de la Torá y las interpretaciones de las Escrituras. En su apogeo, sólo tuvo 50.000 seguidores, pero con esos fue suficiente para cambiar el mundo. Entre aquellos en quienes influyó se encontraban Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Stalin, Hitler, Mao Tse Tung, y Fidel Castro, entre otros. Pero el punto más importante a entender es que primero, Mayer Amschel Rothscild y Adam Weishaupt se habían convertido al franquismo.

Rothschild convenció a Weishaupt de aceptar la doctrina franquista y financió a los Iluminati. Juntos, Rothschild, Weishaupt y Jacob Frank desarrollaron su plan a largo plazo para infiltrar y cooptar a todas las instituciones clave y subvertir las religiones del mundo. Su objetivo sionista era crear una tiranía gubernamental mundial dedicada a Lucifer con su capital en Jerusalén. Como su nombre lo indica, los Iluminados, tantos los de hoy como de aquel entonces, creen poseer la “Luz de Lucifer” y los únicos capaces de gobernar. Rothschild convocó a 12 hombres adinerados a Frankfort y les pidió que reunieran sus recursos financieros. Luego presentó un plan de 25 puntos que les permitiría hacerse con el control de la riqueza, los recursos naturales y mano de obra de todo el mundo.

Este plan incluía instrucciones sobre cómo predicar el “liberalismo” para usurpar el poder político, iniciar la guerra de las clases, desmantelar y reconstruir todas las instituciones existentes, y permanecer invisibles hasta el mismo momento en el que los Iluminati habían ganado tal fuerza que ninguna astucia o fuerza podía socavarlos. Una clave de su éxito fue la infiltración de la masonería para tomar ventaja de las Logias del Gran Oriente, ocultando la verdadera naturaleza de su trabajo en filantropía a los masones de nivel inferior. Conspiraron para utilizar esta influencia para difundir su ateísmo e ideología materialista entre los “goyim” (gentiles/ganado), a través de engaños sistemáticos, frases altisonantes y consignas populares.

El objetivo era lograr un gobierno mundial definitivo, a través de monopolios corporativos, de modo que incluso las mayores fortunas de los goyim (“no judíos”) dependieran de ellos. Frank enseñó a sus seguidores a convertirse a otra religión y esconderse detrás de esa religión para practicar su satanismo. El plan para tomar el poder era ingeniosamente simple. Harían de los moldeadores de la opinión pública (sacerdotes, escritores, funcionarios) herramientas obedientes, después de lo cual, en palabras de Weishaupt, “rodearían a los príncipes.” Como asesores de la élite, influirían en la política a favor de la ideología Iluminati. Otros aspectos destacados de su plan incluyeron el uso de la psicología de masas para controlarlas. Ellos sistemáticamente abogaron y utilizaron el alcohol, las drogas, la corrupción moral y toda forma de vicio para corromper a la juventud. Además, planearon utilizar la prensa empleando propaganda para controlar todos los medios de información pública, sin dejar de permanecer en las sombras, libres de culpa. El plan requería que las masas fueran obligadas a creer que habían sido presa de criminales, y luego restaurarían orden y aparecer como los salvadores.

Cuando Adam Weishaupt formó la Orden de los Iluminati, escogía fechas de eventos clave organizando cabalísticamente los números de manera que se sumaran a números de mayor significado oculto. Por ejemplo, Weishaupt eligió el 1 de mayo, porque mayo, el quinto mes sumado al primer día, equivale a seis. Eligió 1776, porque los cuatro números de este año suman 21 (1+7+7+6 = 21). Además, el número sagrado 6+21=27 (2+7=9=3x3x3). 

La Primera Guerra Mundial terminó en 1918, el día 11 del mes 11 a las 11 horas. El número once es el número de la misma magia en teoría y práctica. Es el número por excelencia del nuevo aeon como está escrito en el Libro de la Ley de Aleister Crowley. En el gnosticismo, aeon significa cada una de las inteligencias eternas o entidades divinas de uno u otro sexo, emanadas de la divinidad suprema. Once es el número de letras en la palabra del aeon, abrahadabra. K es la letra número once del alfabeto inglés, por lo que Aleister Crowley utilizaba la palabra Magick para distinguirla de la magia escénica. Obviamente, Crowley se inspiró en la Cabalá, desde su numerología hasta sus rituales de magia sexual.

El iluminismo = comunismo = sionismo. Tienen el mismo origen y los mismos objetivos. Subvertir las religiones del mundo, instituir un gobierno global y preparar el terreno para el reinado del enemigo de Dios y el hombre desde Jerusalén. Éste es el objetivo de los enfermos del alma, los anticristos, los “iluminados”. La gran mayoría de los judíos son igualmente ignorantes y víctimas de los psicópatas que gobiernan como el resto del mundo. Aquellos que no son judíos cabalísticos son tan despreciados como los gentiles. Parecería que el objetivo no era tanto un hogar para los judíos como estar cerca de Jerusalén y el Monte del Templo para usurpar el lugar del Hijo de Dios.

¿Podría ser que los interminables conflictos creados entre judíos y árabes sean simplemente una distracción para dividir y conquistar el mundo? ¿Que aquellos que se han llamado a sí mismos judíos no lo son, sino mienten? ¿Y que, además, han hecho creer a la gente que eligen libremente lo que les conducirá a su propia perdición, tanto en esta vida y la que sigue? ¿Que lo que atrae a la gente hoy no es más que una versión moderna de lo antiguo? ¿Que lo que hoy se acepta como normal es precisamente lo que querían que se creyera? Que lo malo es bueno y lo bueno es malo. Que la verdad es mentira y la mentira es verdad. Esta es la realidad a la que se enfrenta el mundo. Bienvenidos al Nuevo Orden Mundial y lo que aún está por venir.

Lee la Biblia y olvídate de las interpretaciones. Recuerda, sólo hay una verdad, un camino, y una vida a seguir. Dios quiera que venga pronto.

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