Barbilonia

Cuando Ruth Bosko tenía 6 meses, la enviaron a vivir con su hermana mayor Sarah mientras su madre se recuperaba de una cirugía. Sus padres eran inmigrantes que luchaban para mantener a sus 10 hijos. El padre de Ruth era muy trabajador, pero le gustaba la baraja y a veces desaparecía por días. Sarah y su esposo, en cambio, tenían su propio negocio y vivían cómodamente. Tal vez por esa razón y por el hecho de que su hermana no podía tener hijos propios, Ruth no volvió a vivir con sus padres ni desarrolló una relación cercana con ellos. A pesar de que solo vivían a unos kilómetros de distancia, tampoco fue apegada a sus hermanos. Nunca asistieron a las mismas escuelas o sinagogas, y nunca jugaron juntos.

Ruth tuvo una buena relación con su hermana Sarah, pero no fue como la de una madre y su hija. Cuando tenía diez años, comenzó a trabajar en el negocio de su hermana. A Sarah a menudo se quedaba sola con el negocio por varios días porque su esposo también era aficionado al juego. Eso le molestaba mucho a Ruth.  A ella sí le gustaba pasar tiempo con su hermana y le encantaba trabajar en la tienda. Ayudaba a atender a los clientes y a cobrar. Tenía amistades, pero ninguna relación cercana y siempre prefirió trabajar a pasar tiempo con ellos.

Conoció a su esposo, Eliott Handler, en la escuela preparatoria. Él era todo lo contrario a ella en personalidad. Tan así que a menudo ella tenía que pedir por él cuando salían a comer. Después de casarse, se mudaron a Los Ángeles, y en pocos años fundaron Mattel en 1945 en sociedad con Harold Mattson. Comenzaron vendiendo marcos para cuadros y muebles para casas de muñecas. Según la historia oficial, Mattson vendió su mitad a los Handlers debido a problemas de salud, lo cual es parcialmente cierto. Ruth lo consideraba demasiado estúpido para ser parte del negocio que planeaba para el futuro y quería que se fuera.  Ruth y Elliot se quedaron solos con la empresa y nunca más supieron de él.

Cuando tuvo a su primera hija, Ruth se dio cuenta de que nunca podría ser feliz como ama de casa. Extrañaba la adrenalina del trabajo y le disgustaban los quehaceres domésticos. Ni siquiera sabía cocinar. Dos meses después de que nació Barbara regresó al trabajo, y cuando nació su hijo Ken, solo duró dos semanas. Los Handler trataban de darles atención a sus hijos, pero pasaban la mayor parte de su tiempo en su negocio, lo cual repercutió en ellos como familia. A Bárbara le molestaba que su madre trabajara y le reclamaba porque no era como las demás madres. Su hijo, en cambio, era callado, introvertido, y muy distante. Los hermanos nunca se llevaron bien y en años posteriores, Bárbara admitió que tenía poco contacto con su hermano.

Como la administradora de Mattel, Ruth no tuvo ningún problema para despedir empleados o incumplir promesas. Su lealtad era ante todo a Mattel. Era una mujer astuta para los negocios. Tomaba riesgos de forma agresiva, sumamente confiada en las creaciones de su marido y en su propia capacidad para vender todo lo que él creaba. Como mujer en una industria dominada por hombres, a menudo creía que la estaban desafiando y que anticipaban su fracaso. Era poco común que una mujer dirigiera una empresa. Es muy probable que haya sido un poco inquietante tratar con una mujer, pero nunca se negaron a negociar con ella, ni fueron un estorbo para su éxito.

La idea de crear una muñeca adulta surgió un día en que Ruth se dio cuenta de que su hija y sus amigas jugaban con muñecas de papel diseñadas para parecer modelos. En sus memorias Handler escribió, “Descubrí algo muy importante. Estaban usando estas muñecas para proyectar sus sueños acerca de su propio futuro como mujeres adultas. ¿No sería genial si pudiéramos tomar ese patrón de juego y tridimensionalizarlo?” Pero la muñeca que ella visualizaba era anatómicamente realista. Cuando le explicó la idea a su esposo, él le respondió, “Ninguna mujer le compraría a su hija una muñeca con senos”.

Fue en 1956, durante unas vacaciones familiares en Europa, que ella y su hija vieron por primera vez a Bild-Lilli. Era precisamente el tipo de muñeca que le había descrito a su esposo. Una muñeca con maquillaje, ropa a la moda y senos. Ruth regresó a Los Ángeles con tres muñecas, lista para trabajar con el equipo de diseñadore, pero ellos estuvieron de acuerdo con Elliot. Uno de ellos dijo que parecía una prostituta. Además, señalaron, requeriría maquinaria nueva y materiales costosos. Años después, cuando Ruth contaba la historia, decía que los hombres en su compañía no la apoyaron. Dio la impresión de que el motivo era porque ella era mujer. Sin embargo, no fue un rechazo hacia ella como mujer sino hacia una muñeca que ellos consideraban demasiado sexualizada.

Lilli fue una caricatura en el periódico tabloide Bild-Zeitung. Era una joven mujer de cascos ligeros, siempre en busca de un hombre rico. La dibujaban vestida sugestivamente y haciendo comentarios de doble sentido. La muñeca, Bild-Lilli, fue creada en 1955, pero no como un juguete para niños. Era el tipo de artículo que se le regalaba a un hombre en su despedida de soltero como broma, por ejemplo, y solamente se vendía en tabaquerías, bares y tiendas de regalos para adultos. No fue hasta mucho después que se comercializó fuera de Alemania, como juguete para niños, posiblemente después del éxito de la muñeca Barbie. No obstante, la mayoría de las madres, sobre todo en países conservadores como España, se negaron a comprarles a sus hijas una “muñeca tan ofensiva” y fueron retiradas del mercado.

Hay varios puntos en esta historia que son cuestionables. En entrevistas grabadas, Ruth dice que su hija tenía 10 años cuando la observó con sus amigas proyectándose en las muñecas de papel. En al menos una entrevista, dice que Barbara tenía aproximadamente 7 años. Cualquiera que haya sido la edad, es difícil creer que unas niñas tan chicas hubieran tenido tanto interés en los senos de unas muñecas impresas en papel. El objetivo principal de las muñecas de papel era promover la moda, no la imagen corporal. Además, las niñas de los años cincuenta aun eran muy inocentes.

Durante una entrevista, le preguntaron a Ruth que si les caía bien a los hombres de su empresa. Su respuesta fue, “tenía que caerles bien, de lo contario tendrían que irse.” El que sus diseñadores no estuvieran de acuerdo con ella sobre su idea no significa que no hubieran elaborado un dibujo si ella lo hubiera pedido. No hubo tal dibujo porque Barbie no fue una creación original, lo cual quedó evidente cuando Mattel fue demandada en 1961 por Greiner y Hausser, la compañía alemana que creó la muñeca Bild-Lilli.

Acusaron a Mattel de plagio alegando que Barbie era una copia de Bild-Lilli, y robo de propiedad intelectual por la coyuntura de cadera que permitía a la muñeca sentarse. Ciertamente, Mattel mejoró el diseño y produjo un producto superior, pero Greiner y Hausser eran dueños de la patente. El caso duró dos años y sólo terminó cuando Mattel compró los derechos de Bild-Lilli y la patente por 21,000 dólares en tres pagos. Sin embargo, a pesar de que el caso es parte del registro público, la mayoría de la gente desconoce el verdadero origen de la muñeca más famosa del mundo.

La historia oficial de Mattel siempre fue que Handler creó la muñeca para su hija, pero que eso no tiene sentido. Barbara tenía 15 años cuando encontraron a Bild-Lilli y cuando Barbie finalmente salió a la venta tres años después, a Barbara le faltaban cinco meses para casarse. En años posteriores, Barbara comentó que le molestaba la atención del público que, en muchas ocasiones, pedían su autógrafo por ser la inspiración de Barbie. Ni siquiera le gustaba la muñeca y no le gustaba que tuviera su nombre. Podría ser que su disgusto también se debiera en parte al hecho de que ella sí conocía la verdadera historia. Además, Barbie fue su competencia por la atención de su madre.

En un principio, Barbie tampoco tuvo mucho éxito con el público. Cuando Ruth la mostró en una feria de juguetes, ninguno de los compradores de las grandes cadenas corporativas quiso comprar ni siquiera una muestra de la muñeca, lo cual significaba que podría ser un desastre para Mattel. Mandó recortar la producción por un cuarenta por ciento. No era que los compradores, todos hombres, no quisieran comprarle a una mujer. Simplemente no concebían que una madre quisiera comprar un juguete así para sus hijas. Su marido había dicho lo mismo. No obstante, Ruth Handler no era una mujer que aceptaba un no por respuesta.

Lo que realmente llevó Mattel al éxito fue la televisión. La publicidad de juguetes siempre se había limitado a la temporada navideña y requería de una inversión mínima. Uno de los fabricantes de juguetes más grandes de la época afirmó que su empresa había gastado menos de 1.000 dólares en publicidad, la mayor parte impresa. Sin embargo, en 1955, cuando Disney lanzó el Mickey Mouse Club, un programa de lunes a viernes para niños y adolescentes, por insistencia de Ruth, Mattel entró en un contrato de un año pagando medio millón de dólares, el equivalente actual de cinco millones de dólares, por tiempo aire en cada programa. Iniciaron con el anuncio de un rifle de juguete. Al principio pensaron que habían fallado porque no se vendían. Finalmente, después de casi dos meses de publicidad, logaron vender todo su inventario.

El riesgo asumido no sólo hizo que Mattel fuera un éxito, sino también revolucionó la industria del juguete. La publicidad siempre había estado dirigida a los padres, quienes determinaban qué juguetes debían tener sus hijos. Los anuncios de Mattel, sin embargo, eran dirigidos directamente a los niños, influyendo en ellos y, por ende, en sus padres. Los consumidores ya no eran los padres de familia que compraban los juguetes, sino los hijos, lo cual provocó un cambio definitivo en la dinámica familiar. También cambió la forma en que se vendían los juguetes. Anteriormente, los minoristas determinaban que juguetes se vendían en sus tiendas, pero después se vieron obligados a vender lo que se anunciaba.

Cuando Barbie aún estaba en el proceso de diseño, Ruth contrató los servicios del psicólogo y consultor corporativo de mercadotecnia Ernest Dichter. Emigrado de Viena, tuvo su consultorio al otro lado de la calle de Sigmund Freud, pero terminó huyendo a los Estados Unidos al comienzo de la guerra. Usando técnicas psicológicas, estudió las creencias y actitudes inconscientes de las personas para explicar por qué actuaban de ciertas maneras. y las motivaciones que determinaban lo que consumían. En otras palabras, le daba información con la cual se podía manipular al consumidor. Fiel a su educación freudiana, generalmente encontraba una motivación sexual en sus interpretaciones.

Según la historia oficial, Dichter entrevistó a 191 muchachas y 45 madres de familia para su análisis de Barbie. Todas las madres detestaron la muñeca, pero la mayoría de las chicas querían una muñeca de pechos grandes y piernas largas. Supuestamente, una muñeca que se veía como ellas querían verse cuando crecieran. Dada la época, deja mucho lugar a la duda. Por una parte, los métodos de investigación de Dichter eran muy subjetivos, y por otra su ética era algo cuestionable. Lo que el psicólogo sugirió fue que las jóvenes necesitaban una manera para convencer a sus madres que Barbie, y la ropa que se vendería por separado, les enseñaría a ser damas. Casi como si fuera un juguete educativo.

Cuando salió al mercado en marzo de 1959, los anuncios presentaban a Barbie como si fuera una modelo adolescente. Produjeron un comercial de alta calidad e incluso comisionaron una canción, pero las ventas fueron decepcionantes. Esto es, hasta el verano cuando las niñas estaban de vacaciones y con suficiente tiempo para ver la televisión. A partir de entonces, los fabricantes de juguetes cayeron en cuenta que los niños son un mercado muy importante.  En una ocasión le preguntaron a Handler y su esposo si no veían algún problema con la publicidad dirigida directamente a los niños. Elliot respondió, “Nosotros solo creamos un producto de alta calidad. Dejamos la crianza de los niños a sus padres.”

En la actualidad, Barbie se ha convertido en un icono de empoderamiento feminista. Lo cual es irónico puesto que la segunda ola de feministas de los años 60 y 70 la vieron como un símbolo de la opresión. En aquel entonces lo llamaban el establecimiento. Hoy es el patriarcado. En una protesta, un grupo de feministas declaró que, “Perpetúa estereotipos sexuales al alentar a las niñas a verse a sí mismas únicamente como maniquíes, objetos sexuales o amas de casa.” Ahora es celebrada por ser representativa de la libertad sexual femenina. Lo curioso es que Ruth Handler no fue una feminista, ni mostró algún interés en promover los derechos de la mujer. Su meta fue vender muñecas, hacer dinero, y crecer su compañía.

Tampoco tuvo interés en ser una madre tradicional. La niña que creció sin madre quería demostrar su valía al mundo y a sí misma como una brillante mujer de negocios. Ella misma admitió en varias ocasiones que no había sido la mejor madre, ni buena ama de casa. Eso no quiere decir que no quería a sus hijos, pero obviamente no tuvo el mismo respeto por la maternidad del que tuvo por los negocios. Eso no la hace una mujer malvada, pero si la perfecta imagen para una película como Barbie.

La película comienza con unas niñas jugando infelizmente con muñecas que parecen bebés. El escenario está diseñado para parecer como si las niñas todavía estuvieran en la edad oscura. Entonces, aparece Barbie y les guiña el ojo. Inmediatamente comprenden que ya no tienen que ser madres y rompen sus muñecas. El resto de la película es básicamente una declaración feminista en contra del patriarcado y la masculinidad tóxica. En Barbilandia los hombres son estúpidos e inútiles y Dios es una mujer. Sin embargo, no es una simple película feminista, también es bastante gnóstica.

La escena inicial tiene por propósito reflejar los acontecimientos en el Jardín del Edén, según la directora para quien la historia en Genesis de la creación es un mito. El descubrimiento del mundo real versus el mundo artificial del que hay que escaparse para encontrar la concientización y la verdadera libertad, deja en claro que es La Matrix en tacones rosas. Solo que en esta película no hay una píldora azul y una roja, sino un zapato de tacón y una sandalia. En pleno crisis existencial, Barbie abandona Barbielandia para ir en busca del conocimiento. En el mundo real, Barbie descubre que la sexualización de las mujeres, el consumismo y el fascismo en una sociedad dominada por hombres misóginos y obsesionados con el sexo, hace que la vida sea difícil e injusta para todas las mujeres.

En una de las últimas escenas, Barbie conoce a su creadora, a quien le pide permiso para quedarse en el mundo real como una verdadera mujer. Presentada como si fuera una madre diosa, Handler le aclara que ella no la controla y dice, “Tenemos que quedarnos quietas para que nuestras hijas puedan mirar hacia atrás y ver lo lejos que han llegado,” quizás las palabras más estúpidas pronunciadas en una película.  Barbie comprende que para ser humano no necesita pedir permiso, solo debe descubrirse a ella misma. Tergiversa intencionalmente a Handler, quien nunca declaró ser una gran madre, ni se mantuvo quieta para ninguno de sus hijos.

El propósito de esta película no es celebrar a Barbie, y mucho menos a Ruth Handler, sino seguir difundiendo las antiguas creencias gnósticas. El escenario primitivo simboliza la época oscura en la que el hombre creía en un Dios Creador. La destrucción de las muñecas es una metáfora del aborto. El mundo colorido de Barbielandia representa la ilusión de perfección en la que están atrapadas las mujeres, rodeadas de hombres idiotas. En el mundo real, la expectativa de la maternidad es una carga. El verdadero camino hacia la feminidad, independientemente del género, es la libertad sexual.

Por si hay alguna duda de que una simple muñeca podría tener una conexión con el pasado, toma en cuenta que Ishtar era la diosa de la antigua Babilonia, la versión femenina de Baal. También conocida como Astoret, Ashera y Astarte, era la diosa del sexo y la prostitución. También fue prostituta y su literatura antigua era pornográfica. En la Mesopotamia antigua la gente llenaba sus casas con su imagen y figuritas. Siempre era representada como una mujer joven e independiente que a menudo asumía roles que tradicionalmente eran desempeñados por hombres.

Adverso al matrimonio y la maternidad, el culto a Ishtar era corrosivo para ambos. Según el rabino Jonathan Cahn, en inscripciones antiguas acerca de Ishtar dice que elimina la masculinidad de los hombres. Destruye su novio Tamuz quien es símbolo del hombre castrado. Con frecuencia desafiaba a su padre, la cabeza de un panteón de dioses. Un patriarcado. También hay que recordar que Ishtar, o Astarte, fue la mujer por quien el Rey Salomón profano el templo de Dios y practicó el sacrificio de niños.

No hay nada nuevo bajo el sol.

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